Seguro que en más de una ocasión has recibido alguna llamada, algún correo electrónico o un mensaje de texto, proveniente de alguna empresa de la que nunca habías oído hablar o quizás de una empresa conocida pero donde no eres cliente.
¿Cómo conocen estas empresas entonces tus datos? Se trata de una técnica de publicidad muy utilizada en el mundo del marketing, con empresas que compran bases de datos de potenciales clientes en las que puede haber de todo, incluyendo tus datos personales con nombres y apellidos, tus direcciones de correo electrónico, tu número de móvil o incluso tu dirección física.
La ley intenta ser cada día más restrictiva en este sentido con el objetivo de garantizar la protección de datos, prohibiendo de manera expresa que se compren bases de datos a otras empresas. Sin embargo, en muchos casos se trata de datos que hemos cedido de forma legal, aceptando libremente condiciones que no hemos leído al rellenar algún formulario para algún servicio o registrándonos en ciertos sitios web como usuarios.
Estos datos pasan a estar disponibles de forma legal, existiendo empresas que ganan dinero con ello. Se trata de mercadear con “leads“, o lo que es lo mismo, datos verificados de una persona, que pueden llegar a alcanzar hasta los 15 euros por persona si este lead cuenta con una información personal exacta y detallada.
Una investigación de la Comisión Federal de Comercio de EE UU reveló que la última técnica en auge para conseguir nutrir estas bases de datos es a través de las populares Apps. Los datos que arrojó la investigación fueron sorprendentes:
Además de comercializar los datos de terceros, de las 110 Aplicaciones móviles más descargadas que fueron analizadas, el 47% enviaba la ubicación del usuario de la App; mientras que entre el 16% y el 18% estaban programadas para enviar automáticamente el nombre de los usuarios y su dirección de correo electrónico.
Tanto en España a través de la LOPD, como en Europa con su propio reglamento, las cuantías por infracciones graves son considerables, pudiendo suponer una multa de entre 60.000 y 300.000 euros. Debido a ello se trata por lo general de un negocio bastante controlado en Europa, aunque también se incumple la ley muchas más veces de lo que se cree, siendo muy difícil de controlar la venta de datos de terceros cuando la empresa es extranjera y se dan vacíos legales.